El asombro nos hace iguales

Entiendo, en parte, porqué leo asiduo filosofía

Vampiro interior

Ruidos después fui cómplice de mi gato, cual cuidador de un vampiro. Un ratón se las ingenió. —Puedes pasar —pensé al dejar entrar al gato. Nuestro vampiro interior no es aquél inquilino que nos roba el flujo vital, es aquella parte de nosotros mismos que bajo nuestro consentimiento toma algo que no nos pertenece, cómplices internos que sangran nuestra vida. La naturaleza del gato me hizo ver mi vampiro interior… por esta ocasión, el ratón escapó.

Eslabón

Soy el eslabón innecesario que urde deseos desconocidos, continuación de una evolución cruel y azarosa, movido por naturaleza misteriosa y bella. Hoy vi las estrellas, y lo entendí: si he de atar cosas entre sí tendría que abstraerme de este mundo e imaginar lo inexistente para sentir tu lazo y usarlo de patrón deseando lo desconocido. Así viven los eslabones perdidos de amor y urdidos en soledad entre la gente.

Viajar en el tiempo

He de buscar las estrellas en tu mirada bajo la oscuridad de una noche de otro sistema planetario, donde los días sean tan largos como la vida misma, donde sentir más allá del tiempo urdido por los instantes de este mundo.

Al día...

La verdad es que ya no vivo ni siquiera al día, vivo a la hora.
próximamente a los 15 min. Y después seguramente desapareceré.

Me voy de mi

Me voy de mi. No quiero regresar, o tal vez no puedo pues emprendi la retirada y borro las pisadas. Si me buscan no estaré yo en mi. Dejen recado a mi cuerpo, su mirada les dirá que no estoy, será una mirada normal como cualquier otra, sin asombro ni curiosidad. Mirada sin mi mirada. Amor sin mi amor. Mi, estará soñando, tal vez dormido, descansando de buscar, de jalar hilos de un cuerpo que no responde. Mi, no será Yo, porque Yo dejó de ser mi objetivo. Si alguien realmente desea que regrese, que me rescate como se rescata a un cuerpo en el agua brava, que Mi no tiene soga ni Yo al cual asirse.