miércoles, 8 de septiembre de 2010

No sabemos ser libres

En esta ocasión me vuelvo a declarar derrotado por caer en los mismos comportamientos de siempre. Releyendo a Tarkovsky encuentro la respuesta que en esta ocasión necesito. Se los comparto:
Para ser libre, uno simplemente tiene que serlo: sin pedir permiso a nadie. Uno debe tener su propia hipótesis acerca de lo que uno está llamado a hacer, y seguirla, sin ceder o condescender con las circunstancias. Pero ese tipo de libertad exige que uno tenga una extraordinara fuerza interior y que uno sea extraordinariamente conciente de sí y de su responsabilidad para con uno mismo, es decir, para con los demás.
La tragedia, por desgracia, es que no sabemos ser libres: exigimos libertad para nosotros mismos a expensas de los demás y no queremos en razón de los otros renunciar a nada que sea nuestro, ya que esto sería una intrusión en nuestros derechos y libertades individuales. Todos estamos infectados actualmente de un extraordinario egoismo --y eso no es libertad. La libertad significa aprender a exigirse a uno mismo, no a la vida o a los demás, y el saber cómo dar: sacrificarse, pues, en nombre del amor.
No quiero que se me malinterprete: de lo que estoy hablando es de la libertad en un sentido moral y último.
~ Andrey Tarkovsky

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